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domingo, 21 de octubre de 2007

El Tatuaje

La luz de la tarde entraba por la ventana inclinándose como si estuviera muriendo lentamente, y la pintora estaba sentada en su taburete, frente al enorme lienzo que empezaba a reflejar rastros de algún paisaje de las colinas lejanas.

El silencio invadía la habitación del segundo piso de aquel edificio viejo del medioevo, con los estantes de madera llenos de libros, las cortinas color vino y la luz naranja golpeando el rostro de la pintora, formaba una armonía casi espectral.

La pintora miraba fijamente por la ventana que daba a una arboleda o jardín muy grande con árboles que interrumpían el paso de la luz haciendo que se viera solo un reflejo anaranjado en todo el lugar, miraba, miraba lejos como buscando inspiración perdida entre las sombras de la tarde. De pronto bajó un poco la vista y por el jardín vio que paseaba una mujer vestida de blanco, delgada, de rasgos afilados, el cabello castaño.

Una mujer que poseía una belleza equiparable con la de una diosa. El vestido blanco era muy elegante, no tan simple como para parecer una mujer de clase media, ni tan suntuoso como para creer que era una de esas mujeres ricachonas de la alta sociedad. Era de telas finas, quizás seda y tenía la espalda descubierta.La mujer caminaba lentamente con la mirada perdida, como si estuviera viviendo un sueño del que no podría despertar nunca, seguía su camino, solitaria y sin reflejar gesto alguno.

La pintora la miraba fijamente con una tristeza que le inundaba sus ojos y dejaba escapar una culpabilidad indescriptible, pero había algo que hacía que no le quitara la vista de encima. La mujer de blanco llevaba un tatuaje en la espalda, no era un tatuaje común, era más bien una obra de arte, líneas quebradas que se entrelazaban y formaban figuras espectaculares, un deleite a la vista de cualquier persona que pudiera apreciar el arte. Por más que intentaba, la pintora no podía dejar de mirar ese tatuaje.

Un viento fresco la transportó a su pasado no muy lejano. Dos personas en una habitación muy lujosa, de forma hexagonal, con una silla muy ostentosa que la hacía parecer un trono, en las paredes había pinturas y frescos, también había libreros y en uno de los lados del recinto, un escritorio con una pluma y algunos documentos por firmar; eran el escenario de aquella remembranza. En medio de la habitación estaba la pintora.

Ella se encontraba de rodillas con las manos apoyadas en el suelo, yacía exhausta y preocupada, ante ella sobre unos escalones, estaba de pie un hombre de estatura media, con cabello negro y lacio y una mirada castigadora. Tenía el porte de alguien que ocupa un puesto político muy alto, un duque ¿Quizás? ¿Algún príncipe? El hombre miraba con desprecio a la pintora que se postraba ante él, derrotada y sin fuerzas, después de haber terminado de pintar el retrato de una mujer rubia y delgada, de belleza muy común. El retrato había sido plasmado, no sobre un lienzo, sino sobre una de las paredes de la habitación hexagonal.

En las otras paredes que quedaban libres, había otros retratos de paisajes y alguna de un hombre importante, quizás también obras de la misma mujer. El hombre rígido se le acercó de pronto y le dijo: -“Si quieres que te deje ir, tienes que pintar una última obra para mí”.

La pintora encontraba su libertad cada vez más cerca y le miró a los ojos. El hombre extendió un papel grande donde se ilustraba un boceto extraño, líneas quebradas que se entrelazaban y formaban figuras increíbles. -“Tienes que pintar este dibujo en la espalda de la princesa, así entonces, ella hará todo lo que yo le diga”, dijo con una seriedad abrumadora y una sonrisa malintencionada. La pintora bajó la mirada y le invadió la tristeza.Abrió los ojos. Se encontraba de vuelta en el atardecer, mirando por la ventana de aquel segundo piso, mientras paseaba por el jardín con la mirada perdida, la princesa vestida de blanco, de una belleza insuperable con un hermoso tatuaje, que era la envidia de la gente y a la vez su prisión eterna.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ne, esto se lee muy interesante ^^
De dónde ha salido??

Saludos, little one!! *dice la giganta XD*

Rosa dijo...

huh?